martes, 11 de septiembre de 2012

Crítica de 4 hilos para un epitafio

Esta crítica fue publicada por Pedro A. González Moreno, un prestigioso y premiado escritor manchego, en 2005:
Novela que revela a un narrador ya maduro y forjado, pese a que no exista aún constancia de él en las crónicas oficiales, en las selecciones antológicas o en los diccionarios literarios. Tal vez el hecho de que sus relatos los haya publicado bajo su propio sello editorial, “Baobab Ediciones”, ha contribuido a que su obra haya tenido escasa difusión y no haya gozado de la suficiente atención crítica. La novela tiene a Almagro como único escenario, y al Corral de Comedias como uno de los espacios en torno a los cuales gira la acción narrativa. El autor sabe reflejar, a través de la visión de sus personajes, no sólo las tradiciones, lugares y costumbres de este pueblo manchego, sino también la peculiar idiosincrasia de sus gentes; y ahonda sin pudor en ese fondo oscuro, en esos instintos turbios y primarios (tan propios de la España negra) que a veces anidan en el corazón de nuestras gentes. Despliega una compleja trama de sentimientos y pasiones entre los que, como en una poderosa tela de araña, los personajes se ven fatalmente atrapados, creando una atmósfera opresiva sobre la que gravitan siempre las sombras del drama y la tragedia. Como si se tratara de una delicada labor de encaje narrativo, va entretejiéndose sutilmente, a lo largo del relato, una maraña de envidias y rencores, ilusiones y hastío, fascinación y celos, rivalidades y egoísmo, miedos y frustraciones, amores y odios, admiración y desprecio. Pero tal vez el mayor logro de esta novela radica en su original configuración técnica y estructural. Está construida como una sucesión de monólogos de cuatro mujeres, y todos ellos están, en mayor o menor medida, focalizados sobre el protagonista, Pavel, un creador de marionetas cuya figura resulta tan enigmática como fascinante, y cuya presencia en la ciudad altera, durante un año, la vida de sus habitantes. Tiempo y estructura se interrelacionan de un modo adecuado, ya que las cuatro partes de la obra se corresponden con cada una de las cuatro estaciones en que trascurre la acción, pero no son casuales estas correspondencias. La obra se encuentra articulada en torno a ese número cuatro, puesto que, recordemos, son cuatro las voces de las mujeres narradoras, y asimismo son cuatro los monólogos de cada una de ellas que se van alternando en cada una de las cuatro partes en que se divide la obra. Pero en un último guiño de complicidad que el autor sugiere a través del título y el tema, esas cuatro piezas de esa maquinaria narrativa que van moviéndose con ritmo lento y uniforme, corresponden a los cuatro hilos que gobiernan el movimiento de las marionetas. Los cuatro hilos, en definitiva, con que el autor va moviendo los hilos de su relato.
La singular construcción narrativa, articulada sobre la variedad de puntos de vista, aporta a la historia la posibilidad de ser contemplada desde diferentes ángulos, y ese multiperspectivismo enriquece y matiza, relativizándolas, las diferentes situaciones que viven los personajes. Una obra, pues, que al margen de su habilidad constructiva, presenta una serie de lúcidas reflexiones sobre el amor y el dolor, sobre las dificultades de integración de los inmigrantes dentro de un ambiente hostil, sobre los malos tratos, sobre los conflictos generacionales entre padres e hijos, o sobre la crisis de la institución familiar. Con un lenguaje que a veces resulta envarado, aunque adecuado en general a los distintos registros de las voces narradoras, Francisco Romero construye una fábula de sabor muy actual donde deja moverse a unos personajes que luchan por su libertad y por sus sentimientos frente a un entorno represivo y mezquino. Más allá de la tragedia que da cuerpo al relato, Francisco Romero crea unos seres que se enfrentan al mundo con su verdad por delante, unas criaturas que son “como las aves que transitan sin fronteras que las detengan porque no existe el concepto de pertenencia a una patria y todo lugar es el suyo.” Seres que en el sufrimiento, en el sacrificio o en el amor, encuentran la verdad de sí mismos frente a la intolerancia y la incomprensión que les rodea.

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