jueves, 26 de septiembre de 2013

El barbero de Wisconsin


Es la primera vez que empiezo una de mis novelas por el título. Ese título apareció en mi mente una soleada mañana de primavera de 2011 cuando iba corriendo por el campo, en uno de esos momentos en que parece que estoy soñando y que puedo detener el sueño en cualquier momento.  El título me sonó bien y empecé a pensar en todo aquello con lo que podía asociarlo. Entonces recordé la vieja barbería a la que acudía durante mi infancia en Torralba a que me cortaran el pelo. Entonces no me gustaba porque el barbero se lo tomaba con demasiada calma y estaba más pendiente de lo que ocurría en la calle, pero con el paso de los años ese recuerdo es mucho más generoso al evocar el olor a las lociones de afeitado o a Barón Dandy, a ver cómo preparaba la espuma de afeitar en un pequeño cuenco de metal o cómo afilaba la navaja pasándola sobre el cuero bien tensado antes de rasurar a alguno de los hombres que preferían el afeitado de barbería.
      No quería escribir una historia ambientada en esa época, pero sí me interesaba cómo ese barbero había llegado a la actualidad, y apareció el personaje de Gregorio, un viejo barbero enfermo que sigue acudiendo todos los días a su barbería porque no sabe estar en otro sitio, y donde atiende a los pocos amigos que van a hacerle un rato de compañía mientras evoca su única pasión: el cine, las muchas películas que vio en el cine del pueblo, y que le sirvieron para viajar por todo el mundo, a pesar de que nunca salió del pueblo. De ahí que se hubiera hecho un cartel en madera imitando a los de los salones de las películas de oeste donde había escrito: El barbero de Wisconsin.
       A medida que el personaje de Gregorio iba tomando forma, comprendí que no podía ser el protagonista de la historia, aunque sí el eje sobre el que rotara la novela. Entonces apareció el personaje de Laura, una joven periodista que trabaja como becaria en un periódico de Ciudad Real y que acude a la barbería porque un fotógrafo le ha hablado de un extraño barbero que inventa curiosas historias que cuenta a sus clientes mientras les corta el pelo.
       En el momento que uní a los dos personajes supe que la historia iba a funcionar, y que la figura de Gregorio sería decisiva en la evolución personal y profesional de Laura en la que realizará un largo viaje en tiempos de crisis que la llevará por Madrid, Londres, Edimburgo y Menorca, sin olvidar nunca Torralba y teniendo siempre en el horizonte Wisconsin.   
     Para comprar el libro o tener más información: www.ebaobab.com
     Para conseguir este volumen como ebook en Amazon:
http://www.amazon.es/El-barbero-de-Wisconsin-ebook/dp/B00BPOYP88/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1380206815&sr=8-1&keywords=El+barbero+de+Wisconsin

No hay comentarios:

Publicar un comentario